EQUIPO DE TRABAJO

Equipo de Trabajo

Entendemos que un Equipo está formado por partes que se organizan o disponen de una cierta manera: en dos planos o categorías diferentes. Entre las partes de una y otra categoría se establece una relación de complementariedad, que ambas reconocen como de utilidad.

A aquella categoría de mayor profundidad y amplitud le corresponde la función de Conducir, de guiar el sistema total, en tanto ha desarrollado capacidad para hacerse cargo de los aportes de las otras partes, para recibirlos y situarlos en relación al todo y a la situación del todo en el medio.

Quien Conduce tiene la responsabilidad de catalizar la posibilidad de integración del sistema, catalizarla a partir del aporte de cada parte, por tanto es necesario que cada una de ellas se haga cargo responsablemente de su aporte para ofrecerlo al todo: cada parte debe ofrecerse para ser regulada en el encuentro.

Un Equipo dispone de información respecto a diferentes dimensiones de sí: de lo que hace y también cómo lo hace. Cuando esto es así, cuando atiende a su como, le es posible tomar distancia de su tarea, mirarla, evaluarla, ya no solo en el resultado sino también en el proceso, puede regularlo, administrarlo.
La función de Conducción dice directa relación con la posibilidad de acceder a este tipo de información ya que, en el mismo acto de interesares por las maneras empleadas, no solo se accede a más información del sistema, sino que, hacerlo exige, hace posible, que la función de conducción se desplace a ocupar un lugar desde el cuál tiene la perspectiva del sistema.

Para que exista conducción, entendida como la posibilidad de integrar el aporte de las partes en una cierta dirección, se requiere que cada parte, de una y otra categoría, se interese, en el marco de su propio situación, por recibir y atender a su “cómo hace lo que hace”, y al impacto que el hacer de otros tiene sobre sí.

Transformar un grupo en Equipo implica implementar y experimentar un sistema de retroalimentación, cualitativa y cuantitativamente adecuado, un sistema sensible a las diferentes clases de información, y un sistema de conducción que le permita administrar e integrar la información dispersa.

Si un sistema puede reconocer lo que sabe y lo que no sabe, si puede conducirse, sin duda podrá hacer frente a los desafíos de un ambiente en permanente cambio, en constante transformación. El medio exige que los sistemas de trabajo sean dinámicos y flexibles, que puedan articularse con la oportunidad, a la vez que puedan, en una dimensión diferente, sostener una permanencia, mantener una línea, una dirección, un objetivo común y final, que de sentido al quehacer y opere como referente en la transformación.

Que un funcionamiento de esta naturaleza se implemente y se experimente en propiedad por un sistema, requiere que las partes que lo conforman lo reconozcan como algo efectivamente útil para todos. Esto es posible en la medida que se establezca una conexión, que se experimente una relación entre este estilo de funcionar y la posibilidad de aproximarse a una meta realmente común, de la cuál todos participan, y que trasciende la distinción de categorías y funciones, que trasciende los objetivos específicos y operativos de cada tarea en particular. Al mismo tiempo es necesario que se asuman las distinciones de funciones y posiciones, que las partes se interesen, se dispongan, se propongan avanzar en precisión al respecto.


Extraído de “PRESENTACIÓN DE UN MARCO DE REFERENCIA Y UNA PROPUESTA DE INTERVENCIÓN SOBRE EL RECURSO HUMANO PARA EL DESARROLLO DE LA EFICIENCIA APROVECHANDO LA INCORPORACIÓN DE TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN.
Documento de trabajo elaborado para IFOP, Instituto de Fomento Pesquero, en el marco de un proceso investigación - acción desarrollado en conjunto por AUGE, Automatización de la Gestión y TRIAGRAMA, Instituto para el Desarrollo de la Vida en Comunidad. Santiago 1995.

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