Promoción de la Salud - Promoción de la Vida

Habitualmente, y por diversas razones, los esfuerzos que se desarrollan para atender las necesidades de salud en la vida de las personas están orientados hacia la prevención y/o el tratamiento de síntomas y enfermedades. Esta orientación, siendo necesaria, es también insuficiente, y surge la necesidad de producir un enfoque funcionalmente superior, un enfoque que no solamente pretenda la ausencia de la enfermedad como objetivo, sino que, atienda la vida humana y al humano en su vida, un enfoque que promueva el reconocimiento maduro de aquello que el hombre hace con su vida para llegar a enfermarse, que procure el desarrollo eficiente de la gestión del individuo en su tarea de vivir, actitudes ambas que facilitan el cultivo y florecimiento de la vida, restando oportunidades a la enfermedad.

A este enfoque, que persigue la satisfacción madura de la persona en su vida, incluso en presencia de síntomas y/o enfermedades, lo llamamos enfoque de Promoción de la Salud o de Promoción de la Vida. Esta aproximación busca la participación inteligente y pragmática del sujeto en su salud, la integración del hombre con su vida. Para facilitar que este resultado se produzca es necesario, en lo más esencial, que la persona experimente, de un modo simple, una panorámica más amplia y profunda, más madura de sí, sentirse a cargo o más a cargo de sí, de forma concreta: que la persona sienta su vida y pueda darse cuenta que está sintiendo su vida. Para conseguir esta experiencia una estrategia concreta, de efectividad comprobada en nuestra práctica personal y profesional, es aquella que busca la integración de la sensación corporal a la conciencia. El cuerpo sentido, vivido, registrado en la conciencia, permite la recepción e integración de una categoría de información que posee grados de vitalidad superiores a la información que en el funcionamiento habitual accede a nuestra conciencia. Esta vitalidad, esta vida que adquiere un dinamismo, un volumen, una masa, una existencia orgánica concreta, asible; enriquece significativamente la experiencia de sí y del entorno; dota al individuo de la oportunidad para entrar en una relación con su cuerpo, espacio material donde acontece la vida, desde una posición que permite recibir, con certeza, la experiencia real que ocurre en el cuerpo, distinguiéndola de la posibilidad de darse cuenta de ella y de conducirla: siento, me doy cuenta que siento y experimento la posibilidad de conducir esa experiencia sin ser arrastrado por ella.

Esta práctica, no siempre fácil de describir a través del lenguaje verbal y escrito, que se comprende a cabalidad desde la propia experiencia, va transformado la comprensión que la persona tiene acerca de su posición, su función, sus posibilidades y límites. El sólo hecho de reconocerse como un potencial protagonista de su transformación brinda consecuencias saludables. El acceso a más y distinta información permite el ejercicio efectivo del poder sobre la vida y, en forma paulatina, después de un período de práctica sistemática, comienzan a cristalizarse cualidades del funcionamiento, del modo de vivir, que vuelven a la persona más eficiente, más receptiva, serena, centrada, oportuna, todo lo cual le otorga la posibilidad de quedar más satisfecha con sus experiencias y con la conducción que de esas experiencias realiza.

Tomado de Proyecto Promoción de Salud. Proyecto formulado para CODELCO Oficina Central, en el año 2001. Dr. Milton Flores G. - Paulina Gonzalez C.
MFG/PGC/CRSpgc 2005/2006

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